Es hermosa, no?
Solía jugar en jardín de Esteban con ellas.
Esteban y yo eramos unos apasionados por las canicas,
su simpleza, por su brillo, por su maravilloso "tic"
y esas cosas que la infancia te permite ver.
Pero las canicas aparte de acarrear un dulce recuerdo
siempre acarrea el olor amargo de la cerveza
La casa de Esteban abundaba el olor cerveza
por que abundaba el olor a padre
y por que abundaban las botellas.
Sergio las acariciaba, las besaba,
con amorosa bronca y abroncado amor
Cada una tenía un nombre y un tango,
un sonido y un sabor,
antes de ser reventadas contra el suelo,
Mientras que Esteban pulía sus canicas
Las besaba, las contaba y recontaba
todas tenían nombre, una historia y una voz
antes de ser guardarlas debajo de su almohadón.
"Las botellas se funden para hacer canicas"
Me contó en voz baja Esteban.
Esteban y Sergio no son diferentes
son dos seres apasionados por la misma cosa.
La misma cosa...
pero diferente.
A veces las cosas tiene una extraña arista...
ResponderEliminarYa vez.
Igual pero distinto.
Amo el ojo con que ves!
Extraño equilibrio tiene el mundo mi querido "Faustin"... No nos queda otra que aceptarlo, puede que todo tenga un por que.
ResponderEliminarMe gusto mucho tu relato y la forma en que lo escribiste. La imagen y la óptica. Nunca dejás de asombrarme (aunque esta sea una extraña palabra también... Extraño equilibrio tiene el mundo)...
dos enamorados del mismo color caramelo y de sus distintos sabores!
ResponderEliminarSon muy generosos!
ResponderEliminarGracias por las palabras!